TONELEROS
Los toneleros (en serbio: pinteri, bačvari o kačari) son artesanos que fabrican, a partir de la madera barriles, cubas, cantimploras de rakia etc. de distintas dimensiones. Estos artículos se utilizan para almacenar y transportar alimentos y bebidas: vino, rakia, bagazo, reliquias, mermeladas, repollo, queso, agua e incluso las cenizas utilizadas para la fabricación del jabón.
La elección de la madera depende del contenido que se almacenará en el producto de tonelería. Por ejemplo, el roble se utiliza principalmente para fabricar barriles para vino. La morera es mejor para almacenar rakia, ya que con el tiempo la bebida adquiere un color amarillo dorado, lo cual mejora la aceptación de la misma. Además del roble, la acacia y el castaño se utilizan también para fabricar productos de tonelería, y la madera de fresno, pino y abeto se utiliza frecuentemente para fabricar tinas grandes.
En cualquier caso, se necesita madera partida y bien seca. Después de cortar la madera y antes de usarla, la misma deberá secarse durante dos años o tres, en el caso de los barriles de alta calidad para rakia y vino. El oficio de la tonelería es especialmente interesante porque combina diversas técnicas de procesamiento de la madera, incluyendo hender, tallar, doblar y apilar, perforar y escarbar, para hacer barriles de grandes dimensiones. Hay dos tipos básicos de productos de tonelería: con lados rectos y lados redondeados. En los pueblos se fabrican también varios tipos de tinas. Debido a la complejidad de los procedimientos, los maestros toneleros fabrican barriles de tablas dobladas. Se decía que aquel que supiera hacer un tonel o barril había pasado el examen de maestro tonelero y que fácilmente podría hacer cualquier otro producto de tonelería.
La demanda de productos de tonelería ha disminuido en las últimas décadas, debido en parte a los barriles y toneles de plástico más baratos, así como a los nuevos estándares para el almacenamiento de alimentos y bebidas. Sin embargo, los productores de vino y rakia, así como los de quesos viejos, aun hoy prefieren utilizar productos de tonelería de madera. En las ferias de Serbia se pueden comprar barriles y cantimploras tradicionales de rakia, hechos de madera.
HERREROS
El herrero es el artesano especializado en procesar objetos de hierro. El oficio de herrero solía ser uno de los más valorados, sin el cual la vida en el campo era inconcebible. Cada pueblo tenía su propio herrero, el cual producía herramientas agrícolas y de otro tipo necesarias para las viviendas rurales, tales como azadones, hachas, palas, hoces, guadañas, horquillas, rastrillos, rejas, cuchillos, navajas, cadenas, monturas, atizadores, taladros, clavos, piezas metálicas para carruajes, cencerros y herraduras. Algunos herreros se dedicaban también a herrar caballos y bueyes, pero a menudo eso lo hacían maestros herradores. Los herreros fabricaban también armas, tales como espadas y sables. Al principio, los herreros casi no fabricaban artículos decorativos debido a la oxidación relativamente rápida del hierro. Sin embargo, con el descubrimiento del acero inoxidable, todo eso cambió. Hoy en día, los maestros herreros fabrican principalmente cercas de hierro forjado, muebles, marcos de espejos, candelabros y otros artículos decorativos, ya que el desarrollo de la producción industrial en masa ha llevado a una aguda disminución en la demanda de los productos que fabricaban originalmente.
Los herreros trabajan calentando un pedazo de acero o hierro a temperaturas muy elevadas hasta que se vuelve lo suficientemente suave como para forjarlo y darle forma. En el pasado, el metal se calentaba en un horno de ladrillos y se utilizaba carbón vegetal, carbón mineral o gas natural. Con la ayuda de un fuelle, el herrero aviva el fuego en el que pone las piezas de metal. Cuando el metal se vuelve lo suficientemente blando, lo toma con unas tenazas especiales y lo coloca sobre el yunque. Con una mano sostiene la tenaza con el metal, mientras que con la otra mano lo golpea con la ayuda de un martillo, forjándolo y dándole forma. Para eso hay que ser rápido, ya que el metal se enfría rápidamente y se vuelve a solidificar. Entonces tiene que calentarlo nuevamente en el fuego para poder seguir forjándolo. Una característica del acero es que después de calentarlo al fuego se puede sumergir en agua, lo cual refuerza el acero y lo hace menos quebradizo y más adecuado para la forja, dándole una estructura metálica específica. Cuanto más grandes sean los pedazos de hierro que se forjan, tanto más fuerza y velocidad se requieren, ya que el metal se enfría rápidamente y por eso es que el herrero necesita la ayuda de un asistente. El maestro herrero gira la pieza según sea necesario y la golpea con un martillo más pequeño, marcando así el lugar que su asistente debe golpear con la ayuda de un mazo que se sostiene con ambas manos. A veces, durante la forja, el material se adelgaza y se dobla varias veces, como cuando un ama de casa amasa, tras lo cual se vuelve estratificado y extremadamente duro. A menudo, la pieza se sumerge en aceite después de forjarla, lo cual la endurece aún más. El templado es la última etapa en la producción de un producto de herrería, y si no se lleva a cabo correctamente, el producto final será insatisfactorio.
La calidad y la belleza del objeto en sí depende de la habilidad del herrero que lo fabrica. Debido a que el oficio del herrero es sumamente complejo, había que estudiarlo durante diez años. Hay muchos secretos que los herreros transmiten de generación en generación. Frecuentemente, esos secretos tienen que ver con la manera en que los herreros forjan y templan el metal. Los diferentes usos de los objetos requieren diferentes combinaciones de fuerza y resistencia y, por lo tanto, diferentes formas de procesamiento del metal. Los herreros expertos pueden procesar de manera diferente distintas partes de la misma pieza de metal. Por ejemplo, la parte delantera del martillo siempre es más dura que la parte trasera, lo cual hace que sea más duradero y resistente.
Las principales herramientas del herrero son el yunque y el martillo. Además, los herreros usan tenazas largas, mazo, limas, muelas abrasivas, punzones o cinceles para hacer agujeros, abrazaderas o tornillos de banco, sierras, cortadores, tijeras, fuelles para el control del fuego, así como otros accesorios necesarios.
La herrería juega también un papel importante en la mitología de los pueblos eslavos. El dios de los herreros era Svarog, el cual era una de las más importantes deidades de los eslavos. Svarog era un herrero celestial, creador de los dioses, el mundo y el fuego eterno. Su símbolo y principal característica es el martillo, en el que se muestra la rueda de hilar, símbolo del Universo y de la vida que creó. Según algunas leyendas, Svarog usó su martillo durante la creación de la Tierra para detener el crecimiento de las Montañas Altir y numerosos dioses nacieron de las chispas provocadas por los golpes de martillo sobre las cimas. Forjó el sol y las estrellas y las colocó en el cielo. Svarog creó a las personas a partir de dos árboles. El hombre surgió del roble al que Svarog insufló espíritu, mientras que la mujer surgió del tilo animado por Vida, esposa de Savrog. Svarog forjó el primer anillo de bodas para el casamiento de esta pareja y así se convirtió en el protector del matrimonio. Enseñó a la gente a forjar el acero.
La herrería alcanzó su apogeo a principios del siglo XX, aunque la demanda de herreros se mantuvo por más tiempo en las zonas rurales. Hoy en día, los talleres de herrería son escasos, pero el oficio no ha sido olvidado. Aunque los productos industriales de hierro son ampliamente accesibles e incluso pueden ser estéticamente agradables, los artículos forjados al fuego por las manos de hábiles artesanos atraen a todos aquellos que se aferran a su valor artístico, singularidad y originalidad.
CALDEREROS
La fabricación de utensilios de cobre se origina en India y Persia. Este oficio fue traído a la península balcánica por los turcos que se asentaron en esta zona a partir del siglo XV. La primera mención de los caldereros, es decir de los artesanos que fabrican utensilios de cobre, data de 1511 y relata que maestros de Sarajevo exportaron 135 sajanas (utensilios de cobre) a Dubrovnik.
Los utensilios de cobre eran ampliamente utilizados tanto en zonas urbanas como rurales, donde los alimentos se preparaban en recipientes de cobre sobre una fogata abierta debido a la alta durabilidad de los mismos. Los recipientes y objetos de cobre se usaban para decorar las habitaciones principales y secundarias de las casas ricas urbanas. Además de ser prácticos, los utensilios de cobre también tenían una función decorativa. Muchos artículos estaban ricamente decorados con diversas técnicas de grabado y grabado en relieve.
En el pasado, los productos de calderería eran sumamente variados: calderos, teteras y utensilios de cocina (ollas, sartenes, sajanas, cacerolas, bandejas, azafates, mesitas bajas, botellas metálicas para el agua potable); recipientes para la higiene: lavabos, palanganas, palanganas de barbero, jarras, tazones; artículos de uso cotidiano: braseros, cafeteras, cajitas para el café y el azúcar, jarras; y objetos sacros: discos, incensarios, cálices y bautisterios.
Las principales materias primas del oficio de alfarero son: cobre, estaño y cloruro de amonio. También se necesitan carbón y algodón, pero lo más importante es el fuego en el que se funde el cobre. Debido a que la mayoría de los artículos producidos por los caldereros eran recipientes para el consumo de alimentos y bebidas, y que el cobre es propenso a oxidarse y crear una pátina de metal venenoso, dichos recipientes debían ser estañados, para lo cual se necesitaba estaño. Por eso es que los caldereros se dedicaban también al estañado.
Los utensilios más importantes en el taller del alfarero eran un yunque, un fuelle para avivar el fuego, martillos de madera y metal, tenazas de calderero, limas y tijeras. El cobre se suministraba crudo y se fundía en hornos. Luego, varios trabajadores lo estiraban sobre el yunque con martillos pesados para formar láminas. Después continuaba el proceso de fabricación de un determinado artículo.
Los maestros caldereros preparaban a novatos y aprendices para que adquirieran las habilidades y los conocimientos necesarios para convertirse en maestros. La formación duraba hasta seis años y se aprendía participando (ayudando). Se considera que el punto de partida para aspirar al grado de maestro era fabricar al menos 20 cacerolas al día. Solo después de eso, el novato podía pasar a fabricar productos más complejos, tales como calderos, teteras y recipientes de agua, los cuales representaban los conocimientos básicos del aprendiz.
Los grandes centros del oficio de los caldereros eran las ciudades de Pirot, Niš y Prizren. También había barrios enteros en los que predominaban los talleres de los caldereros. Kazandžijsko sokače (literalmente: la callejuela de los caldereros) en Niš es hoy en día una de las principales atracciones turísticas de esa ciudad (aunque actualmente predominan restaurantes y cafés que sirven los platos y bebidas favoritos entre los caldereros).
El oficio de los caldereros alcanzó su cenit a principios del siglo XX y luego empezó a decaer. Hoy en día, los caldereros fabrican principalmente recipientes para destilar brandy, ollas para derretir grasa, aspersores para viñedos y cacerolas para sopa. También fabrican, aunque con menos frecuencia, ollas y otros utensilios de cobre, que se venden como suvenires. Todavía existen talleres de caldereros en Novi Sad, Belgrado, Valjevo, Niš, Leskovac y Vranje.
ALFAREROS
Los alfareros producen diversos productos de cerámica, incluyendo jarrones, jarras y platos.
La alfarería solía ser una actividad de las mujeres. Las vasijas simples de arcilla que se forman al amasar piezas de arcilla y hornearlas luego sobre un fuego abierto se conocen como alfarería femenina. Las vasijas llamadas crepulje se usaban para cocinar y hornear. El arte de hacer crepulje se conserva en la región de Pirot (sureste de Serbia), por ejemplo en el poblado de Gostuša, el cual cuenta con un patrimonio cultural y natural único. Muchos consideran qu el pan horneado en vasijas crepulje tiene un sabor único y delicioso.
Los hombres se convirtieron en alfareros con el desarrollo de los tornos de alfarero, el torno manual y el torno de pie.
Cuando trabajan con el torno manual, los alfareros usan una mano para darle vueltas al torno y la otra para darle forma a la arcilla. A menudo se usaba una pieza de arcilla saturada de calcita. Debido a que la sincronización de las manos es sumamente importante, la cerámica tiene una forma muy simple y por lo general no cuenta con decoración. Estos productos de alfarería se usaban para cocinar y hornear, así como para calentar las viviendas.
La alfarería fabricada con un torno de pie fue perfeccionada en los Balcanes con base en las tradiciones bizantinas. La tecnología que permite que un pie mueva la rueda y las manos estén libres para dar forma a las vasijas hizo posible que se les prestara más atención a la decoración y los colores, especialmente al marrón oscuro, amarillo, verde y con menos frecuencia al azul. La alfarería fabricada con el torno de pie es vidriada y sus colores son duraderos.
Por el momento, la alfarería tradicional hecha con el torno de mano en el poblado de Zlakusa (al oeste de Serbia cerca de la ciudad de Užice y municipio de Požega) es el único tipo de alfarería tradicional inscrita en el Registro Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial de la República de Serbia. El proceso de producción tiene tres fases e incluye: producción, secado y horneado de las vasijas en un horno abierto. La principal característica de este tipo de alfarería es el material del que está hecha, una mezcla de materias primas (arcilla y calcita mineral molida, en una proporción específica) obtenidas de este y otros poblados cercanos. Las formas tradicionales de alfarería de Zlakusa son recipientes de diferentes formas y tamaños (de 1 a 100 litros), que se utilizan principalmente para cocinar y hornear alimentos. El oficio de la alfarería se transmite de generación en generación entre los miembros masculinos de la familia, los cuales son portadores de este conocimiento, pero a veces otros miembros de la familia participan en distintas etapas del proceso de producción.
TEJEDORAS DE KILIMES
La fabricación de kilimes es un oficio tradicionalmente femenino. Las manos diligentes de las tejedoras de kilimes tejen kilimes, tapetes y alfombrillas de varios tamaños. En Serbia existen tres tradiciones de fabricación de kilimes. Una se desarrolló en las llanuras de Vojvodina, en el pueblo de Stapar cerca de la ciudad de Sombor en la región de Bačka, mientras que las otras dos tradiciones de fabricación de kilimes se desarrollaron en áreas típicamente ganaderas: la meseta de Peshterska en el suroeste de Serbia y el área de Stara Planina, donde las ciudades de Pirot y Knjaževac se convirtieron en centros de la fabricación de kilimes.
Los kilimes de Stapar se realizan en telares horizontales anchos, mientras que los kilimes de Sjenica – Peshterska y Pirot se realizan en telares verticales. Las tres tradiciones de fabricación de kilimes en Serbia difieren no solo en términos de técnica, sino también en la coloración: los tonos de blanco o beige predominan en los kilimes de Stapar y el color verde es menos frecuente, mientras que los kilimes de Sjenica – Peshterska suelen ser multicolores y los de Pirot se caracterizan por los diversos tonos de rojo. Además, las tres tradiciones de fabricación de kilimes difieren en su ornamentación. En los kilimes de Stapar, predomina la ornamentación floral: rosas, ramos o guirnaldas, mientras que en los de Sjenica – Peshterska predominan las rayas que cubren toda la superficie del kilim. En los kilimes de Pirot aparecen elementos figurativos que incluyen lagartijas, pájaros, escorpiones, ciervos volantes, tortugas y palomas, mientras que los ornamentos vegetales más comunes son: árboles ramificados, rosas, coronas de flores etc. En los kilimes más antiguos, los motivos son más pequeños y están distribuidos de manera más armoniosa, mientras que las piezas más recientes presentan ornamentos más grandes.
El desarrollo de la fabricación de kilimes en Pirot ha sido documentado a partir del siglo XVII y se pueden observar tres etapas en su desarrollo. En la primera etapa, los kilimes eran artículos completamente utilitarios producidos exclusivamente para las necesidades del hogar. Se trabajaba en telares verticales, en una sola pieza. A partir del siglo XIX, se pasó a la producción de kilimes de tipo persa y la mayoría de los mismos eran fabricados para las necesidades de familias musulmanas. La base del kilim se obtenía peinando cuidadosamente lana de alta calidad producida por ovejas de Stara Planina, mientras que la superficie del kilim se dividía en campo y placa. Las tejedoras de kilimes que respetan la tradición aún hoy día enfatizan la importancia fundamental de la calidad de la lana, la cual se vuelve tan suave como la seda una vez que ha sido peinada. Las composiciones se volvieron más complejas, aunque los motivos eran en su mayoría geométricos. Más tarde, a partir de principios del siglo XX, el kilim ya no era un objeto de uso exclusivamente práctico, sino un objeto que representaba la expresión artística de la tejedora. Aumentó la diversidad de los motivos, y además de los motivos geométricos, aparecieron otros, incluyendo hojas, ramas, mesas de banquetes, peines etc. Los kilimes se volvieron un símbolo de estatus social de las casas cristianas más ricas en el sur, este y sureste de Serbia, pero también en Belgrado y aún más allá de las fronteras de Serbia. Como objeto útil, el kilim tiene una duración de 100 años, 50 años por un lado y 50 años por el otro. Sin embargo, debido a su belleza, se considera una obra de arte, un patrimonio familiar.
Las niñas empezaban a aprender las técnicas de fabricación de kilimes cuando tenían doce años. Comenzaban por preparar el equipo que llevarían a las casas de sus maridos después de casarse. Más tarde se convertirían en tejedoras profesionales de kilimes, aunque las ganancias siempre fueron reducidas e inapropiadas para el arduo trabajo de tejer kilimes. Tejer medio metro cuadrado de kilim dura un mes. Debido a que el kilim se fabrica en una sola pieza, además de un ojo agudo, hay que tener una excelente concentración para corregir errores de manera inmediata, especialmente a la hora de realizar kilimes de dimensiones mayores. Las tejedoras de kilimes no hacen esquemas ni moldes, sino que guardan el modelo en la cabeza, es decir, una vez sentadas al telar y hasta que el kilim esté terminado, las tejedoras tienen que saberse de memoria el modelo con todos sus ornamentos. Cada modelo es un símbolo y cada kilim es una historia de alegría y dolor, amor, maternidad y destino en la vida. Las tejedoras de kilimes a menudo trabajan juntas, a veces cantando, a veces llorando. Su inspiración hace que la fabricación de kilimes sea un arte superior.
TALABARTEROS Y ARTESANOS DEL CUERO
La palabra serbia que significa talabartero, sarach, es de origen árabe y designa al artesano que fabrica objetos de cuero. Estos artesanos han sido mencionados en materiales históricos de la zona a partir de la Edad Media. Los talabarteros fabrican equipo equitación, alforjas, cinturones de cuero con mamparas, fundas de cuero para rifles pequeños o revólveres, bolsos de cuero, látigos entrelazados y diversos cinturones decorativos para caballos. Además del equipo para caballos, últimamente los talabarteros fabrican otros artículos de piel, incluyendo: cinturones, bolsos, carteras, billeteras, estuches para gafas etc. El único talabartero de la ciudad Požarevac señala que frecuentemente fabrica equipo para motocicletas, las cuales son al fin y al cabo “caballos modernos”.
En el taller del talabartero siempre huele a cuero. El proceso de preparación del cuero se dividía en tres etapas. En un inicio, el talabartero se ocupaba de todas las etapas, pero después aparecieron curtidores que suministraban el cuero. A partir de mediados del siglo XX, con el desarrollo del cuero artificial y el cuero ecológico, los talabarteros comenzaron a utilizar también esos materiales. Los mismos se utilizan por lo general para decorar bolsos, cinturones, equipo de equitación y fundas.
Las principales herramientas que el talabartero usa para procesar el cuero incluyen: la máquina de coser, diversos cuchillos de talabartero, cuchillos en forma de media luna, punzones de distintas longitudes y con aberturas de diferentes diámetros, alicates largos y anchos, alicates para remachar, perforadores, agujas, yunques de madera, tijeras, cepillos de madera, un banco de talabartero y un utensilio llamado reslo. Además, los talabarteros tenían patrones que usaban para confeccionar y decorar sus productos. Hoy en día, una parte del trabajo ha sido mecanizada, por lo que se utilizan máquinas para coser cuero de hasta 1,5 centímetros de espesor. Sin embargo, el cuero de mayor grosor sigue cosiéndose a mano, con un utensilio de madera llamado reslo, chivato o soporte de talabartero.
Sin embargo, desde principios del siglo XXI, el número de talabarteros en Serbia ha disminuido significativamente. La principal causa es el desarrollo de la producción industrial. Hoy en día, solo hay cuatro talabarterías en Serbia: en Požarevac, Ruma, Kikinda y Užice. Además de confeccionar artículos, estos artesanos realizan también todo tipo de reparaciones.
De la talabartería nació el oficio del fabricante de bolsos. Los mismos se especializan en la confección de bolsos, carteras, billeteras y diversos cinturones. Al igual que los talabarteros, en un inicio los fabricantes de bolsos fabricaban sus productos exclusivamente de cuero natural, pero hoy en día utilizan cuero artificial también, que es más económico, así como muchos otros materiales, intentando adaptarse a las condiciones que dicta el estilo de vida moderno. Aunque todavía existen fabricantes de bolsos, ese edificio se está extinguiendo lentamente. Los talleres de producción de bolsos son un poco más frecuentes que las talabarterías y por eso es que un bolso hecho a mano o un bolso de cuero natural o ecológico se puede comprar no sólo en Stara Pazova, sino también en los mercados de toda Serbia.
BARBEROS
Los barberos ya eran conocidos en Vojvodina en el siglo XVIII, mientras que en Belgrado y el resto de Serbia aparecieron a partir del siglo XIX. Hasta la década de 1920, había barberos únicamente en las ciudades y todos eran turcos que no prestaban mucha atención a la higiene de sus talleres. Sin embargo, a partir del momento en que Serbia se independizó, cada vez más y más serbios, especialmente serbios de Vojvodina, comenzaron a abrir barberías en todo el país. Los mismos trajeron consigo utensilios más modernos e introdujeron la terminología que se había desarrollado en Austro-Hungría.
Debido a que en 1819, no existía ni un solo médico graduado en toda Serbia, en las ciudades, los barberos, además de cortar y afeitar, también efectuaban labores médicas, dentales y de cirugía menor. Hasta la década de los 80 del siglo XIX, además de cortar el cabello y afeitar, todo barbero tenía que aprender a extraer dientes, sangrar, efectuar operaciones menores de la piel, hacer enemas, aplicar compresas de mostaza, conocer las técnicas de primeros auxilios en caso de asfixia, ahogamiento o congelamiento y tratar fracturas de brazos y piernas. En aquella época, los barberos empezaban a trabajar, por lo general, de manera accidental. Por ejemplo, si se encontraban cerca de una emergencia y venían al rescate. Para llegar a ser un maestro barbero, había que pasar primero por las etapas de novato y aprendiz. En la segunda mitad del siglo XIX, más exactamente en 1869, se introdujo la obligatoriedad de superar un examen para poder prestar servicios quirúrgicos más sencillos. Aunque en 1869 el Dr. Aćim Medović publicó el manual “Servicios quirúrgicos menores y primeros auxilios en caso de lesiones corporales – manual para barberos entrenados en el Principado de Serbia”, el aprendizaje consistía principalmente en ayudar al maestro mientras éste trabajaba. El examen para la realización de intervenciones quirúrgicas menores se presentaba ante una comisión médica experta nombrada por la Administración de la Ciudad de Belgrado. Aprobar dicho examen era una condición esencial para superar el examen de maestro ante la comisión del gremio de barberos. La obligación de superar el examen para la realización de servicios quirúrgicos sencillos se abolió a finales del siglo XIX, cuando aumentó el número de médicos graduados. Sin embargo, los barberos continuaron brindando servicios médicos. Los maestros barberos de más edad transmitían sus conocimientos y experiencia a las generaciones más jóvenes, más exactamente a sus novatos y aprendices. Es relativamente fácil hacer sangrar una pierna o un brazo, según sea necesario, pero hacer sangrar la cabeza y en particular la frente, requería mucha atención y moderación, y sólo maestros altamente experimentados lo hacían. También la aplicación de sanguijuelas y compresas de mostaza requería gran precisión para determinar la superficie y la dosis. Por eso es que, a partir de finales del siglo XIX, los barberos trabajaban en estrecha colaboración con los médicos.
Hasta la Primera Guerra Mundial, los barberos cobraban según el principio de “cada cual da cuando pueda” y no existían tarifas fijas o listas de precios. Las listas de precios de los servicios aparecieron a partir de 1918.
Estas barberías, en las que se efectuaban tanto cortes de cabello y barba, como pequeños procedimientos quirúrgicos, estaban decoradas muy sencillamente hasta principios del siglo XX, con unas cuantas sillas, en las que se realizaban los servicios y un banco para que se sentaran aquellos que esperaban su turno. En la pared del centro estaba colgado un diploma enmarcado del examen de maestría. Una toalla se colgaba en la puerta para mostrar que se trataba de una barbería, pero a partir de la década de los 90 del siglo XIX la toalla fue reemplazada por una hoja de latón. Además, a partir de principios del siglo XX, empezó a prestárseles mayor atención al mobiliario y al diseño de interiores.
Las herramientas básicas del peluquero son las tijeras, las máquinas cortapelo y las navajas con cinta de esmeril para afilar navajas y tijeras. Además de dichos utensilios, los barberos usaban ciertos instrumentos para efectuar servicios médicos, entre los cuales cabe citar un cuchillito con resorte (llamado čark), que se utilizaba para los sangrados, un cuchillo especial que tenía entre 6 y 18 hojas (y a veces aún más) y se usaba también para los sangrados, pinzas para la extracción de dientes, “patas de cabra”, pinzas especiales para la extracción de las raíces de los dientes, agujas (lancetas) para eliminar el sarro y separar las encías de los dientes, cuernos (cuernos de res sustituidos más tarde por pequeñas tazas), navajas, palanganas, cintas o toallas delgadas largas usadas para atar (comprimir) las venas, así como paños limpios o algodón para detener la hemorragia y limpiar la sangre. Se utilizaban también fármacos y líquidos para detener el sangrado.
Durante la segunda mitad del siglo XX, las barberías tradicionales fueron “reemplazadas” en las ciudades de Serbia por salones de peluquería para mujeres, hombres y unisex, cuya principal función era cuidar y peinar el cabello. Con el tiempo, los salones de peluquería para mujeres se convirtieron en verdaderos salones de belleza, en lo que se cultivaban no sólo las tendencias del peinado, sino la moda y los chismes también. A finales de la primera década del siglo XXI, las peluquerías para hombres tienden a enfatizar cada vez más la imagen de las antiguas barberías, lugares donde hábiles artesanos no solo cortan el cabello, sino que cuidan del rostro de los caballeros.
PANADEROS
El pan juega un papel sumamente importante en la cultura tradicional serbia.
Los anfitriones recibían a los invitados en sus casas, ofreciéndoles pan y sal.
Los panes festivos son parte integral de las prácticas rituales. Por ejemplo, la torta de Slava, un pan decorado con figuras de masa que simbolizan la prosperidad de la familia, es parte integral de esta celebración típicamente serbia dedicada al día del santo patrón de cada familia. Para Navidad se hornea tradicionalmente un pan especial (que contiene a menudo huevos en la masa), llamado česnica.
Durante las guerras Balcánicas y la Primera Guerra Mundial, a los soldados serbios se les daba un pan integral extremadamente nutritivo llamado tain.
Durante el dominio turco, la mayoría de los panaderos en las ciudades serbias eran turcos y se les llamaba ekmedžija (panadero en turco), mientras que los serbios horneaban pan en sus casas. El pan casero se hacía generalmente con cereales integrales, lo cual se mantuvo como una tradición incluso después de la liberación de Serbia del dominio turco y la formación de un estado serbio independiente. Después de la liberación de la liberación de Serbia del dominio turco, muchos serbios abrieron panaderías en las ciudades. A diferencia del pan casero, el pan preparado por esos panaderos se hacía con harina blanca. Además de pan, ofrecían panecillos, tartas, pasteles, pretzels y otros productos de panadería. A partir de 1894, aparecieron gremios de panadería en muchas ciudades de Serbia, los cuales aseguraban estándares de calidad, así como la calificación adecuada de los panaderos. Si alguien quería llegar a ser panadero, tenía que pasar por las etapas de novato y aprendiz antes de ser oficialmente declarado maestro panadero. Cuando el maestro consideraba que el aprendiz dominaba ya las habilidades y conocimientos necesarios, se dirigía al gremio para que enviara comisión. La comisión evaluaba al candidato y si el mismo superaba el examen con éxito, el gremio le emitía una Carta de Maestro, un certificado que le permitía al nuevo maestro abrir su propia panadería o seguir trabajando como socio de su maestro.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el oficio de la panadería se industrializó. Empresas grandes, similares a las fábricas, horneaban y vendían panes y artículos de panadería en ciudades y poblados menores en Serbia. Los gremios de panaderías fueron abolidos en 1910 tras la promulgación de la “Ley de los talleres”. Sin embargo, a mediados del siglo XX, se formó una organización similar: la Unión de Panaderías de Serbia, la cual existe aún en el día de hoy.
En las últimas décadas del siglo XX, el oficio de la panadería volvió a florecer. Hoy en día, el tentador olor a pan y pasteles recién horneados se puede sentir en todas las ciudades y pueblos de Serbia.